Bienvenido a Budo Karate Club de Zaragoza (Spain)

Escuela de Karate Kyokushin
dirigida por el Shihan Fernando Pérez

IV.- EL DESAFÍO A BOXEADORES Y LUCHADORES

Oyama siempre tenía las fuentes de inspiración y los modelos humanos muy arraigados. Otto von Bismarck (1815-1898) impresionó al joven Hyung Yee por su carácter guerrero, sus facultades de analizar y su espíritu de sintetizar. Más tarde, Oyama lo tendría en cuenta cuando propuso su propia teoría de unificación de las escuelas de Karate. Otro de sus modelos fue Miyamoto Musashi, el más grande Maestro de sable del Japón. Musashi consiguió numerosos combates a muerte y creó su propio método de sable antes de llegar a ser al mismo tiempo, calígrafo, pintor y filósofo. Oyama se definía así mismo como el "Musashi moderno".

El maestro de Okinawa Sokon Matsumura (1809-1899) inspiró a Oyama en la idea de enfrentarse a toros. So Neishu le transmitirá las técnicas Zen y los métodos específicos de reclutamiento de la secta Nichiren. De Gogen Yamaguchi (1909-1989), Oyama aprendió los principios del entrenamiento en la montaña y las meditaciones bajo las cascadas. Hay otro maestro en el cual Oyama se inspiró mucho, éste fue Choki Motobu (1870-1944). Originario de Okinawa, Motobu representó un papel importante en el desarrollo de dos artes, el Karate, y el Kempo. Con una personalidad independiente y controvertida, llegó a ser conocido por sus desafíos públicos y con éxito, a los expertos de Karate, Boxeo y Lucha.

Al comienzo de los años 50, Oyama incorporó a su cuenta, el principio de los desafíos. En 1952, fue a los Estados Unidos, a Chicago, a invitación de la U.S. Profesional Wrestling Association (Asociación de Lucha Profesional), acompañado de Kokichi Endo (6º dan de Judo y de un luchador hawaiano llamado: The Grat Togo (El Gran Togo).

He aquí un comentario del maestro a propósito de este viaje: "Me gustaría dejar claro que verdaderamente yo no quería salir a hacer este viaje, pues me molestaba aceptar dinero por las exhibiciones de Budo, pero está claro que yo necesitaba vivir y me proponían 100 dólares por semana y todos los gastos pagados. Después de la guerra, en Japón, eso era una fortuna...Ah, yo estaba fuerte en esta época. Yo hubiera podido ser campeón de atletismo pero todo lo que me interesaba, era el Karate". (Oyama Masutatsu in "Mas Oyama, la Leyenda del Karate", revista Dojo-Artes Marciales nº 29, febrero 1989).

"El Wrestling Hall de Chicago era un inmenso gimnasio que podía acoger a más de 15.000 personas. Esa tarde estaba lleno. Great Togo me presentó al ayudante. Él hablaba inglés y yo no entendía una sola palabra de su discurso...Yo iba a hacer la demostración de mis habilidades de karateca justo antes del combate de lucha que debería ser el acontecimiento principal de la velada...
Tenía previsto romper antes de todo una sola plancha de madera de una pulgada de espesor, después romper hasta cinco, apiladas unas sobre las otras...
Pero cuando se me presentaron las planchas la sorpresa fue mayúscula: ¡se trataba de hacerlo con dos planchas de madera de cinco pulgadas de espesor cada una! Yo comprendí entonces que la barrera del lenguaje me iba a costar muy cara...La primera plancha se rompió limpiamente bajo los efectos de mi primer golpe y Endo me preguntó si yo quería continuar...El cogió la segunda plancha con las dos manos y retrasó una pierna para asegurar su posición. Era la primera vez que yo iba a intentar romper una plancha tan gruesa, sostenida verticalmente...tras un pequeño instante de concentración, yo rompí esta segunda plancha al primer tsuki...
Yo tenía que realizar el rompimiento siguiente sobre ladrillos. Pero yo ignoraba que los ladrillos americanos eran mucho más duros que los ladrillos japoneses. Además, no había ningún soporte rígido para apoyarlos y el suelo del ring estaba recubierto de un tapiz flexible y espeso...
Yo golpeé la primera vez en shuto, sin éxito...hice una nueva tentativa, pero el resultado fue idéntico...decidí entonces tomarme el tiempo necesario para concentrarme y una tranquilidad extraña comenzó a invadirme. La cólera y la impaciencia comenzaron a abandonar mi espíritu poco a poco, mientras que una nueva fuerza me penetraba...después de mi logro, yo fui ovacionado como nunca lo había sido...
De vuelta a los vestuarios, tuve la conciencia de que un hombre me atendía...el examinaba mi mano derecha con atención: "¡Ya me gustaría que las manos de mis hijos fueran tan fuertes como éstas! Este hombre era Jack Dempsey, uno de los boxeadores más grandes de todos los tiempos".

Durante su tournée americana, Endo y Oyama tomaron el apodo de "Ko-Togo" (Pequeño Togo) y "Mas Togo". Entre 1952 y 1954, Oyama realizó más de doscientas exhibiciones sobre el territorio americano y salió victorioso de numerosos enfrentamientos contra luchadores y boxeadores. A propósito de esto, Jerry Beasley escribió en su libro "American Karate, The Master Text": "Oyama introdujo la imagen del superhéroe oriental. Era una imagen de Karate en tanto en cuanto un arte místico, que permitía a sus adeptos defenderse de numerosos adversarios y de romper objetos inanimados..."

En 1954, de vuelta a Tokio, Oyama creó su primer centro de entrenamiento al que llamó: Oyama-Dojo. En 1956 fue a Okinawa para estudiar las formas antiguas de Kenpo. Posteriormente fue al Sudeste asiático, donde se enfrentó a un campeón de Boxeo Thailandés (Muay-thai) apodado Black Cobra.

El maestro comentó acerca de su combate: "uno de los objetivos de mi viaje al Sudeste asiático era comprobar la eficacia de Thai-Boxing como un método de auto-defensa...
Black Cobra estaba perfectamente confiado en su capacidad de enfrentarse a un karateca...no había ninguna duda para mi que él era un "tonel" a la vez que rápido y poderoso...sus técnicas de piernas eran notables y peligrosamente eficaces. Varias veces intentó alcanzarme la cabeza con golpes de pie circulares. Tenía igualmente unos excelentes reflejos y no dudaba jamás en saltar sobre mí cada vez que él tenía ocasión...
Tenía un sentido sorprendente del equilibrio, aunque él falló en sus intentos de golpear con los pies, nunca perdía su estabilidad, y eso es muy raro en este tipo de técnica...
Durante los primeros minutos de combate, yo le di la impresión de llevar bien sus ataques...él me quería encontrar la apertura y el momento oportuno...finalmente, yo conseguí asestar un ataque decisivo con la mano al mentón. Encadenado inmediatamente por un golpe de pie al cuerpo...nos caímos los dos… pero solo yo me levanté...
Todo maltrecho, yo no estaba completamente satisfecho de mi victoria...lo que me hacía todavía mejorar mi capacidad de encadenar las técnicas de brazos y piernas".


V. FUNDACIÓN DEL KYOKUSHINKAI
VI. PRIMERAS COMPETICIONES DE KYOKUSHINKAI
VII. ESTILOS Y ASOCIACIONES SURGIDAS DE KYOKUSHINKAI